El expresidente de Bolivia, Evo Morales, ha iniciado una huelga de hambre en protesta por lo que califica como «terrorismo de Estado» por parte del gobierno de Luis Arce. Morales busca llamar la atención de la comunidad internacional y solicita la intervención de gobiernos extranjeros para abordar la situación en Bolivia.

 

Esta medida se produce días después de que Morales denunciara un intento de asesinato en su contra, del cual responsabiliza al presidente Arce. Además, acusa al mandatario boliviano de coordinar con el presidente argentino, Javier Milei, un «Plan Cóndor de Lawfare» para eliminarlo políticamente.

 

Morales ha enfrentado múltiples acusaciones desde que dejó la presidencia, incluyendo cargos recientes de abuso sexual contra una menor, los cuales él atribuye a intentos de impedir su candidatura en las elecciones de 2025. En sus redes sociales, afirmó: «Desde que soy dirigente me han acusado de terrorista, narcotraficante o asesino. Inventan procesos con fines políticos».

 

La tensión política en Bolivia ha escalado, con seguidores de Morales organizando bloqueos de carreteras y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. El gobierno de Arce ha calificado estas acciones como criminales y ha instado al levantamiento inmediato de los bloqueos.

 

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