El 18 de septiembre, marcado como el Día Internacional de la Igualdad Salarial por Naciones Unidas, ha puesto de nuevo en evidencia la persistente desigualdad en los ingresos entre hombres y mujeres a nivel global. Según los últimos datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la brecha salarial de género se mantiene en un 20%, lo que significa que las mujeres siguen ganando significativamente menos que los hombres en todas las regiones y sectores.

 

A pesar de los esfuerzos por reducir esta disparidad, el informe de la OIT revela que la situación no ha cambiado sustancialmente en los últimos años, lo que ha llevado a la organización a hacer un llamado para redoblar los esfuerzos contra las desigualdades de género en el mercado laboral.

 

El informe de la OIT también destaca que este 20% subestima la verdadera extensión de la desigualdad. En los países en desarrollo, donde predomina el trabajo informal, la brecha podría ser aún mayor. En estos lugares, el 60% de las mujeres trabajan en la economía informal, y en los países de bajos ingresos, la cifra supera el 90%.

 

En el sector agrícola, por ejemplo, las mujeres son sobrerrepresentadas en trabajos estacionales, a tiempo parcial y con salarios bajos, lo que profundiza la disparidad salarial. Esta situación se agrava por el trabajo no remunerado que las mujeres realizan en sus hogares, dedicando en promedio tres horas más al día en labores de cuidado que los hombres.

 

Otro factor que penaliza a las mujeres en el ámbito laboral es la maternidad. Las madres trabajadoras suelen percibir salarios más bajos que sus contrapartes masculinas, y la diferencia salarial se amplía con el número de hijos. Además, las mujeres están más expuestas a contratos a tiempo parcial o temporales, que son peor pagados y, en muchos casos, indeseados.

 

En países como España, la brecha salarial ronda el 18%, con una diferencia de aproximadamente 5.000 euros anuales entre los salarios de hombres y mujeres. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), esta diferencia está influenciada por factores como el tipo de contrato, la parcialidad y la antigüedad en el empleo.

 

Ante esta situación, la OIT insiste en que es urgente implementar políticas que promuevan la igualdad salarial, así como medidas de protección social para las mujeres que trabajan en la economía informal. Es crucial abordar las barreras estructurales que impiden que las mujeres accedan a trabajos mejor remunerados y garantizar que el cuidado de los hijos no sea un factor que perpetúe la desigualdad.

 

Este Día Internacional de la Igualdad Salarial nos recuerda que, aunque se han logrado avances, la lucha por cerrar la brecha salarial de género aún está lejos de terminar. Las organizaciones internacionales y los gobiernos deben continuar colaborando para eliminar las barreras que mantienen a las mujeres en una situación de desventaja económica.

 

 

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